Así se expresó el rector en el primer plenario del Consejo Superior tras la inundación. “La sociedad confía en nosotros y nos ha apoyado como siempre”, remarcó. “Gracias al esfuerzo de muchos vamos a llegar con certezas al inicio de clases el 31 de marzo”.
El plenario del Consejo Superior del pasado miércoles comenzó de manera particular, ya que el secretario Javier Orozco pidió un minuto de silencio por los fallecidos en la inundación. Sumó además a este homenaje al ingeniero Jorge Santos, profesor extraordinario consulto cuyo deceso se produjo días atrás.
Luego, en el tradicional informe que el rector realiza al inicio de la sesión, se extendieron por más de 30 minutos los agradecimientos a todos los miembros de la comunidad universitaria que trabajaron sin horarios para superar los distintos daños que provocó la catástrofe; y a particulares, funcionarios y empresas que se acercaron a colaborar.
“Estamos más que orgullosos de la actitud de nuestra universidad, que a pesar de los daños propios no se olvida de su comunidad, y priorizó atender a los sectores más vulnerables de la sociedad, mientras que por otro lado trabajó sin descanso para poner la institución de pie en tan poco tiempo”.
“Sepan disculpar si nos olvidamos de alguien porque la lista es muy extensa”. Destacó al guardia de seguridad Jorge Cifuentes por su actividad durante las primeras horas del viernes y la inundación del subsueo del rectorado, y al personal de la cooperativa Ángel Borlenghi por su trabajo, “que excede lo que están obligados a realizar en nuestra institución”.
“Al Club Universitario por permitirnos establecer una base de trabajo allí y atender las necesidades de nuestra comunidad primero y luego de toda la ciudad mediante la organización de los voluntariados, ya que era uno de los pocos lugares con conectividad y electricidad, y a los cientos de voluntarios que se acercaron a dar una mano para limpiar casas, clasificar y distribuir donaciones, y a las secretarías del rectorado que coordinaron esa tarea”.
Además, reconoció al abogado Guillermo Marcos y a la empresa Humberto Lucaioli por la donación de 3000 colchones, al subsecretario de Políticas Universitarias Alejandro Álvarez, quien se puso en contacto con la UNS rápidamente e informó que buscaría impulsar un subsidio especial para atender los gastos de los daños, y al presidente del CONICET, Daniel Salamone, quien vino a recorrer las zonas más afectadas.
El rector valoró además a diferentes referentes del arco político y de empresas que se pusieron a disposición para solucionar la provisión eléctrica del complejo Alem, a todos los rectores y rectoras del CIN que se solidarizaron con la UNS, pidieron a la SSPU un subsidio especial y organizaron campañas de donaciones. Destacó a la Universidad Austral que está donando computadoras que llegarán en estos días y a Elsa Estévez que gestionó este aporte; y a muchas organizaciones internacionales que se han acercado a ver qué necesitamos.
Otro agradecimiento fue “a la Facultad local de la UTN porque puso a disposición sus laboratorios y con quienes estamos analizando la posibilidad de trabajar en el diseño de un laboratorio conjunto; a los decanos y decanas de otras universidades que han puesto a disposición sus laboratorios para nuestros docentes investigadores, y a la Fundación, que está trabajando intensamente para canalizar las iniciativas de donaciones que llegan a la ciudad y a la Universidad”.
La lista se extendió como se ha mencionado por casi media hora, lo que demuestra la cantidad de personas e instituciones que formaron parte de los trabajos y la asistencia requerida por la UNS y la que a través de esta Casa llegó a toda la comunidad.
Luego repasó los daños causados por la inundación en los subsuelos del complejo Alem, en Biología Bioquímica y Farmacia y en las bibliotecas de 12 de Octubre y San Juan. “Lo que pasó nos obliga a repensar la institución, y a pensar que cualquier plan de expansión debería priorizar el campus”, remarcó.
La intervención de Vega puede verse completa en este video: