Rocío Yatzky dejó la carrera de Ingeniería en Computación cuando estaba en tercer año, luego de desaprobados y materias recursadas. Retomó ocho años después y este mes se recibe. “Pensé que no era para mí y estaba equivocada”, afirmó. Sus empleadores son ex compañeros de cursada. El 4 de abril presenta la tesis final.
“Todo comenzó en 2006, cuando decidí ingresar a la carrera de Ingeniería en Computación en la UNS. Recién salía del colegio, con buenos promedios y pensando que todo iba a ser fácil, que la universidad sería “pan comido”. Pero no fue así. Los primeros años de la carrera fueron bastante duros, las materias eran más difíciles de lo que esperaba y no lograba encontrar el balance entre el estudio y todo lo que conlleva la universidad. A pesar de mi amor por la ingeniería y la tecnología, llegué a un punto en el que sentí que no podía más, así que decidí dejar la carrera antes de terminar el tercer año”, comenzó diciendo Rocío Yatzky, en sus redes.
“En ese momento, pensaba que tal vez no era para mí, que nunca podría dedicarme a lo que más me gustaba. Pensaba que no podía hacerlo. Fue una decisión difícil, pero creía que no quedaba otra.
“Años después, mientras trabajaba, empecé a darme cuenta de que mi amor por la ingeniería no había desaparecido, y que me había equivocado al dejar la carrera. Pero ya había pasado mucho tiempo, así que no era algo que pudiera retomar de inmediato. Y el tiempo pasó…”, cuenta Rocío en sus redes.
Contó que sus trabajos fueron con dos ex compañeros de carrera, que creyeron en su potencial. “En la UNS conocí a quienes me iban a dar trabajo, así que aunque no me recibí en ese momento, la UNS me dio mucho. Las relaciones que uno hace allí son muy importantes.
“Mis compañeros, jefes y familia me alentaban a continuar sus estudios porque veían que sí tenía potencial.
“Ya estoy grande y vieja”, repetía Rocío ante la posibilidad de ser universitaria.
Pero, convencida ya de que era su vocación, ocho años después de abandonar la carrera, volvió a las aulas. Se cambió a Ingeniería en Sistemas de la Información y empezó de cero, “a los 33 años”. Y el próximo 4 de abril presentará su tesis final.
“Cuando me reinscribí, comenzó la pandemia. El caos en el trabajo, el caos en la vida, y el caos en la universidad se apoderaron de todo. Me levantaba a las 6 de la mañana. para empezar a trabajar y, a veces, no terminaba hasta las 10 de la noche. Después de un día agotador, me ponía a estudiar, hacer proyectos, miraba las clases… los días eran interminables, pero no dejé de pensar que mi objetivo era claro: terminar la carrera”.
La fecha de la presentación de la tesis era en marzo, pero el temporal demoró los plazos. Su casa no sufrió consecuencias, pero sí familiares y amigos cercanos. Ya con el trabajo final listo, había solo que esperar que la UNS empezara. A pocos días de ver concretado su sueño, publicó un mensaje en las redes:
“A todos los que estén pasando por una situación parecida a la que yo viví, les diría: nunca duden de su potencial. A veces las circunstancias son difíciles, pero somos responsables de nuestro destino. Y algo que quiero dejar claro, porque lo aprendí de manera personal es: nunca es tarde, nunca se es demasiado viejo para ir por un sueño”, resumió, feliz de estar pensando ya en su acto de graduación.
Rocío además es ayudante en el Departamento de Ciencias de la Computación. El secretario académico de esa unidad académica, Luciano Tamargo, destacó su trabajo: “Es realmente excelente. Tiene cualidades que trascienden lo profesional, tiene ese don para transmitir lo que ama”, dijo.

Junto a sus ex compañeros de cursada y ahora empleadores, Mauro y Diego.